Visados que abren un mundo de posibilidades

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

juan salgado

Singapur, Nueva Zelanda, Canadá y República Checa son los países mejor valorados por los expatriados; los expertos valoran la movilidad laboral como una forma de afianzar el talento

17 sep 2017 . Actualizado a las 15:40 h.

No fue una sorpresa, pero supuso un nuevo paso en la estrategia de inmigración económica articulada por Canadá para impulsar el crecimiento de las empresas locales y extranjeras. El pasado 12 de junio, ese país norteamericano echó a andar su Estrategia Global de Habilidades para facilitar el acceso al país de extranjeros altamente cualificados. Hacerse con una de esas nuevas visas de trabajo rápidas -dos semanas para los trabajadores extranjeros con talento- es el objetivo de ingenieros, expertos en energías renovables... No solo por los atractivos salarios que ofrecen las empresas, también por la calidad de vida y, sobre todo, por el valor que aporta a sus currículos la experiencia. Por algo Canadá es uno de los cuatro estados donde mejor calidad de vida y condiciones tienen los expatriados, como apunta un informe elaborado por el HSBC para este año. Pero ocupa el tercer puesto, tras Singapur y Nueva Zelanda. Por detrás está República Checa. Y luego vienen Suiza, Noruega, Austria...

El ránking es el resultado de combinar los aspectos económicos, la experiencia vital y las facilidades para compaginar vida laboral y familiar. De ahí que lograr una visa de trabajo para alguno de esos estados -en República Checa no es necesaria por ser parte de la UE, aunque no está en la zona euro- es una experiencia que no habría que rechazar. Sobre todo porque, como explica uno de los fundadores de la web especializada en retorno de trabajadores cualificados Volvemos.org, Raúl Gil, el conocimiento adquirido durante la estancia en el extranjero es un valor que no deben de pasar por alto las empresas gallegas a la hora de recuperar talento. «Más allá del conocimiento alcanzado en el puesto desempeñado, es muy importante tener en cuenta la capacidad que han demostrado esas personas a la hora de superar barreras, el conocimiento de otra cultura o la capacidad para adaptarse a otros métodos de trabajo».

La cuestión es por qué son tan cotizados los visados para ir a trabajar a esos países. Lo explica el secretario general de la Asociación Foro español de Expatriación, Miguel Ángel Vidal, que destaca, sobre todo, el atractivo de Singapur, el que va en cabeza del ránking. «Además de ser un país muy estable, la calidad de vida es muy alta y , aunque los precios son muy caros, resulta un filón, fundamentalmente, para las empresas o los trabajadores del sector financiero». De hecho, como comentan desde la oficina comercial de la embajada de España en el país, «hay al menos 100 empresas españolas que operan en sectores tan variados como energía, banca y seguros, químico, acero, moda, construcción y consultoría e ingenierías». Además, como apunta José Antonio González, un gallego de A Coruña que trabaja en esa oficina comercial, «tienen facilidades para instalarse, sobre todo cuando tratan de innovar».

Aunque de momento, como describe Vidal, la presencia española es mucho menor, Nueva Zelanda es otro país de enormes oportunidades, apoyadas en la estabilidad de un país que ha sabido recuperarse rápidamente de la debacle económico que sufrió en el 2008. El estado de las antípodas ha definido una estrategia de crecimiento en base, como describe el ICEX, a la innovación y la formación. El año pasado, por ejemplo, lanzó una batería de medidas bautizadas como Paquete de Innovación de Nueva Zelanda que, entre otras cosas, contaba con un presupuesto global a cuatro años de 526 millones de euros, de los que 283 son para proyectos de ciencia e innovación. Ese esfuerzo supone, según los datos que maneja el ICEX, que en el 2020 su presupuesto en ese terreno ascenderá a los 1.104 millones de euros. En el caso de Canadá, la búsqueda de talento se reparte entre la banca, infraestructuras o todo lo relacionado con el sector de la energía, como añade Vidal. Con esas armas pretenden impulsar el crecimiento de sus empresas para crear más puestos de trabajo para la población local.

Algo que puede sorprender a priori es que el cuarto puesto de ese ránking lo ocupe República Checa. Pero lo ha logrado por varias razones. Por una parte, como describe este directivo, «por ser un país trampolín para aquellas compañías que quieren llegar a los mercados del Este de Europa». Pero también como apunta Iván Cozinha, un gallego de Xove que vive allí, por toda la industria relacionada con la automoción y por unas ventajas a la hora de conciliar heredadas de la etapa comunista. El problema es, a su juicio, «que as compañías máis competitivas están en mans multinacionais e Chequia produce pouco produto final».

Los flujos migratorios de personal cualificado hacia esos estados responden al hecho de que la movilidad geográfica se ha ido introduciendo poco a poco en la cultura laboral de nuestro país. La sénior mánager de Recursos Humanos de Deloitte, Angélica Vivas, explica que en su empresa, por ejemplo, «son cada vez más los profesionales que demandan un cambio de este tipo para dar impulso a su carrera profesional y tener la oportunidad de desarrollar habilidades nuevas y beneficiarse de trabajar con equipos diversos». La experiencia no puede ser mejor: «Es muy enriquecedora, tanto para el trabajador como para la empresa».

El retorno

El profesor del grupo de Análise e Modernización económica la USC Melchor Fernández también aboga por ese tipo de movilidad laboral, pero observa un problema en Galicia a la hora del retorno. «Es buena porque fomenta la formación y la experiencia. La cuestión es que el tejido empresarial gallego no está preparado para absorber la alta cualificación de muchos de esos trabajadores que quieren regresar». Pero Raúl Gil, que estuvo cuatro años en Berlín antes de regresar a España y fundar Volvemos.org, cree que eso está cambiando. «Nuestra web pone en contacto empresas de aquí que quieren rescatar talento que está fuera. Nos mandan sus ofertas, pero hay muchas que nosotros rechazamos porque no cumplen los mínimos. En los últimos tres o cuatro meses -apunta- no hemos rechazado ninguna, un indicador de que algo está cambiando». Actualmente, en base a sus datos, hay unos 7.000 expatriados con talento que quieren regresar. En torno a un 5 % son gallegos. El retorno de esas personas, apunta, «es bueno. No solo han de hacerlo para trabajar en una empresa, también pueden aprovechar todo lo aprendido para poner en marcha proyectos de carácter innovador».