Explosión de setas en verano

SABE BIEN

Las suaves temperaturas y las lluvias registradas propician unas importantes recogidas

18 sep 2019 . Actualizado a las 20:32 h.

Las temperaturas suaves, las precipitaciones registradas y las tormentas propiciaron unas condiciones de humedad en este verano del 2019 que termina que se tradujeron en la aparición de numerosas especies de setas en los montes gallegos, en mayor cantidad que en periodos estivales de años anteriores.

Setas las hay todo el año en Galicia, una zona rica por el clima y la vegetación, siendo el otoño la estación fuerte en calidad y cantidad, mientras que el verano propicia un número reducido de especies termófilas por las elevadas temperaturas que suelen registrarse de junio a septiembre.

El cambio climático ha propiciado en los últimos años mayor variedad de especies a lo largo de todo el año, si bien es cierto que en verano los ejemplares suelen estar más agusanados, duran menos tiempo, se secan y tienen menos sabor en muchas ocasiones. Su aspecto físico puede cambiar por las condiciones climáticas y pueden no parecerse a los que recogemos en otras fechas más húmedas o a las fotografías que se incluyen en los manuales por eso es importante consultar varios libros con diferentes fotografías o ante la duda acudir a un experto.

Entre las especies comestibles encontradas este verano en Galicia se encuentran los habituales Boletus reticulatus, o B. aestivalis, setas de excelente calidad gastronómica que salen siempre en verano bajo robles o castaños, con carne blanca y pie carnoso. Con un sombrero de hasta 20 centímetros de coloración marrón, pueden presentar desgarros por el calor. Es una seta muy versátil para la cocina que se puede deshidratar y utilizar en distintos platos como condimento, ya que es un ejemplar que gana aroma en el secado.

Pero también se recogieron otras especies menos frecuentes, como la Macrolepiota procera una de las setas más conocidas en Galicia con más de medio centenar de nombres populares como zarrota o cogordo y de gran calidad culinaria que prefiere siempre los primeros compases del otoño para salir en praderas y cunetas, pero que este año ha hecho acto de presencia también en agosto. En muchas ocasiones con las láminas secas, perdiendo calidad para su consumo a la plancha o empanada. Este ejemplar pese a que se puede deshidratar como otros, no gana aroma en este proceso y su conservación es compleja para mantener calidad. Otra seta comestible que se ha recogido en las últimas semanas es el Marasmius oreades o senderuela, menuda, marrón y de pie flexible, indicada para revueltos y sopas o para deshidratar.

Los aficionados al mundo de la micología también constataron ejemplares de géneros como Russulas, Sclerodermas, Ganodermas, Coprinus o Lactarius y muy frecuente el Boletus radicans, que es muy amargo y oxida al contacto con el aire, por lo que se recomienda no consumirlo.

Este verano también se registraron especies tóxicas, como la Amanita pantherina con la que hay que tener mucho cuidado por su elevada toxicidad cocinada o en crudo y otras como la Amanita fulva, que es tóxica en crudo únicamente. El consumo de esta especie por parte de un menor provocó este mismo año su ingreso hospitalario y no es más que uno de los numerosos casos que se registran todos los años en los centros sanitarios gallegos. La recolección de setas precisa una formación científica previa siempre, ya que el único reconocimiento válido de las distintas especies es el botánico. No sirven los dichos populares en ningún caso y en verano el que dice que las setas que están comidas con gusanos son buenas y las que no son malas, menos, ya que casi todas las setas por el calor en verano presentan gusanos. Si el otoño arranca con temperaturas suaves y precipitaciones, que es lo que quieren las setas, será una buena temporada, después de la escasez de especies comestibles de los últimos años.

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