Silvia y Beatriz decidieron montar De Conatus un día de hace cinco años. Apostaron por el Nobel que nadie conocía y por un Pulitzer. «Yo siempre llevaba un Fosse y lo iba dejando por ahí, pero nadie me hacía caso, solo tres libreros... Uno de Barcelona incluso se reía al recordarme llegando con un Fosse, diciendo: 'Va a ser premio Nobel'», revela Silvia
Ana Abelenda