Asegura que sufre y disfruta del castigo que supone el que le encante su trabajo, aunque se toma su tiempo para ir a animar al Obradoiro, otra de sus pasiones
El pasaje que cubre la ruta siniestrada viaja con indiferencia y sin inquietud. «En mi casa me decían que no debía preocuparme, pero el miedo es libre», dice una pasajera